lunes, 22 de noviembre de 2010

Ámsterdam

Hace una semana alguien dijo "Vámonos a Ámsterdam!", jiji jaja, sí claro que sí, vámonos.

Cinco días después íbamos de camino a la capital de los canutos y putas en escaparates en coches de alquiler, por no tener descuento en el billete de tren al hacerlo con tan poco tiempo de antelación.


Inexplicablemente llegamos. Google Maps realmente funciona, da vueltas de cojones, pero funciona.
5 horitas en esas maravillosas autovías alemanas/holandesas sin NI UNA puñetera curva y sin límite de velocidad en ciertos tramos, donde nada más pasar la señal de "sin límite", nos pasaban los cochecitos a velocidad ultrasónica. Al pobre 206 le costó sudor y sangre adelantar un puto Fiat Panda!!

I amsterdam, eslogan de la ciudad

La ciudad es tal y como se imagina, tal y como se ve en las fotos. Al menos para mí. Con infinidad de gente a cualquier hora, petando los coffee shops y mirando señoritas cortoneándose en esas ventanas con luces rojas. Lo que no se ve en las fotos es el olor a marihuana que destila el centro de la ciudad, con calles estrechas y coffees en cada puerta.
Resulta extraño que vendan droga y dejen consumirla en establecimientos donde no venden ni una mísera cerveza, con lo cual, cuando la boca se empieza a acartonar, o pagas una pasta por un café avioneta o te vas a otro establecimiento donde puedas beber cerveza pero no fumar ni siquiera tabaco. En fins, estos holandeses...

Es todo un caos de bicicletas circulando por todos lados y motos circulando por el bicicarril. Y los motoristas tampoco llevan casco!! Pero qué leyes tienen esta gente!?!? Luego te paran por no llevar una asquerosa lucecita en la bici! Será para los que vayan ciegos, porque la ciudad tiene luz para dar y regalar (no como otras...).

Molino típico por aquellas tierras llenas de canales

No se, me encantó todo. Y pienso volver, como a todas las ciudades. Pero a esta de verdad, que no me he comprado la bandera de turno y tengo que visitarla con personas concretas.


domingo, 24 de octubre de 2010

Viajando: Berlín

De vuelta de Berlín, puedo confirmar ya a estas alturas del otoño, que vamos a pasar un frío de cojones. No era novedad, pero aún no nos habíamos dado cuenta y pandió el cúnico entre la muchachada. Berlín? Espectacular. La ciudad enorme, llena de huellas e historias de la Segunda Guerra Mundial, el metro amoroso (fanática total), el hostal barato, limpio, comunicadísimo y las camas para hacerles un monumento. Volveremos.
Parlamento alemán, el Reichstag
Nos montamos en el metro una mañana fría y lluviosa dispuestos a patearnos la Isla de los Museos, con nuestros cafés/chocolates calentitos, bien apretados todos, cuando oímos a un señor mendigo que va por dentro del metro, apartándonos para pasar él (encima era medio cojo) pidiendo dinero para el frühstück (desayuno) y no se qué cosa más. El caso, vemos que la gente, al paso del mendigo, va poniendo caras raras, y el mendigo pasa por nuestro lado a su bola. De repente, el vagón de metro queda inundado por una nube tóxica pestosa HORRIBLE y empezamos todos a retorcernos con cara de ascazo. Nos bajamos en la siguiente parada y vamos para atrás, a otro vagón. Nos montamos, se cierran las puertas y descubrimos que el mendigo estaba a punto de pasar por ese vagón (nos cambiamos de vagón en la dirección que iba el señor, somos astutos como zorros) y volvimos a intoxicarnos. Bajamos de nuevo en la siguiente parada dando arcadas, y ahora sí, nos metimos en otro vagón en dirección contraria, donde todavía quedaba un ligero perfume pero soportable. No se cuántas veces bajamos y subimos del metro, pero desde entonces, cada vez que escuchamos la palabra frühstück nos viene una reminiscencia olorosa desagradable. Maletas en mano y después de pasarnos 5 días a plan de sandwiches de salami/choped y paprikas (papas fritas con sabor a... pimentón vaya), descubrimos que el maravilloso hotel tiene una señora cocina (Frau Küchen para entendidos) para que todo el que quisiera se cocinase un platico caliente y no fuera tan idiota de estar comiendo sandwiches durante toda su estancia...
Pues no se qué más! Escribo porque es domingo, está lloviznando y estoy aburrida (estado de ánimo que viene de serie con el domingo), pero 0 inspiración eh?
Ya mismo tengo mi hábitat preparado para fotografiar después de mi paso por Ikea y comprarle una funda al edredón de 2.50€ que, lejos de ser chillona como viene siendo habitual, no es blanca nucelar como la otra, que parecía de hospital.
 Hasta la próxima moquec@s!!
     

viernes, 15 de octubre de 2010

Willkommen!

Hace casi tres semanas que llegué a Göttingen y hasta ahora no me he animado a arrancar con el blog. A decir verdad, sigo sin animarme, pero la gente mete presión y... :D


Primera impresión: ooohhh sí, que amables son los germanos! Gracias a ellos pude llegar sana y salva y con las maletas incluídas! Kann ich Ihnen helfen? (puedo ayudarte?) SIIIIII POR FAVORRRR!! Asco de maletas y asco de escaleritas por todos lados. O quizás yo tenga la culpa, asco de fuerza.


Segunda impresión: esta ciudad conoce las farolas??? Colega, esto es la boca del lobo ni bien anochece! Sin luz y sin un alma errante por las calles, nada más que el ruido en los arriates/setos de los animalillos nocturnos (véase conejos, ratas, erizos... ohhhh).


Tercera impresión: el sistema de basuras no es... el ideal digamos. Unos dejan las bolsas más o menos de forma ordenada delante de la puerta de su casa, otros usan los poquísimos contenedores que hay Y lo que más se estila aquí es: una cerca así en plan obra para tirar los desperdicios ahí sin ton ni son... Muy limpio no es, pero al menos no huele demasiado, se ve que la rasca y la lluvia aplacan el olor. Eso sí, cuidado cuando pases por al lado porque te puede salir cualquier cosa, pumas incluidos.


Cuarta impresión y puede que la peor: plaga de bichos de ocho patas. Me gustaban las arañas hasta que llegué a Alemania, estoy empezando a desarrollar un principio de aracnofobia interesante...


La ciudad bonita y mmmmuy típica alemana, la habitación de la residencia amplia y blanca nucelar, la cocina para 14 personas llena mierda y el baño (compartido por supollo) lleno de arañas que se vieron ajusticiadas hace un par de días por mi asfixiante flifli.


La celda
En breve comentaré sobre el magnífico Mensa, el contingente español y demases vivencias göttingueñas. Tschüss!