domingo, 24 de octubre de 2010

Viajando: Berlín

De vuelta de Berlín, puedo confirmar ya a estas alturas del otoño, que vamos a pasar un frío de cojones. No era novedad, pero aún no nos habíamos dado cuenta y pandió el cúnico entre la muchachada. Berlín? Espectacular. La ciudad enorme, llena de huellas e historias de la Segunda Guerra Mundial, el metro amoroso (fanática total), el hostal barato, limpio, comunicadísimo y las camas para hacerles un monumento. Volveremos.
Parlamento alemán, el Reichstag
Nos montamos en el metro una mañana fría y lluviosa dispuestos a patearnos la Isla de los Museos, con nuestros cafés/chocolates calentitos, bien apretados todos, cuando oímos a un señor mendigo que va por dentro del metro, apartándonos para pasar él (encima era medio cojo) pidiendo dinero para el frühstück (desayuno) y no se qué cosa más. El caso, vemos que la gente, al paso del mendigo, va poniendo caras raras, y el mendigo pasa por nuestro lado a su bola. De repente, el vagón de metro queda inundado por una nube tóxica pestosa HORRIBLE y empezamos todos a retorcernos con cara de ascazo. Nos bajamos en la siguiente parada y vamos para atrás, a otro vagón. Nos montamos, se cierran las puertas y descubrimos que el mendigo estaba a punto de pasar por ese vagón (nos cambiamos de vagón en la dirección que iba el señor, somos astutos como zorros) y volvimos a intoxicarnos. Bajamos de nuevo en la siguiente parada dando arcadas, y ahora sí, nos metimos en otro vagón en dirección contraria, donde todavía quedaba un ligero perfume pero soportable. No se cuántas veces bajamos y subimos del metro, pero desde entonces, cada vez que escuchamos la palabra frühstück nos viene una reminiscencia olorosa desagradable. Maletas en mano y después de pasarnos 5 días a plan de sandwiches de salami/choped y paprikas (papas fritas con sabor a... pimentón vaya), descubrimos que el maravilloso hotel tiene una señora cocina (Frau Küchen para entendidos) para que todo el que quisiera se cocinase un platico caliente y no fuera tan idiota de estar comiendo sandwiches durante toda su estancia...
Pues no se qué más! Escribo porque es domingo, está lloviznando y estoy aburrida (estado de ánimo que viene de serie con el domingo), pero 0 inspiración eh?
Ya mismo tengo mi hábitat preparado para fotografiar después de mi paso por Ikea y comprarle una funda al edredón de 2.50€ que, lejos de ser chillona como viene siendo habitual, no es blanca nucelar como la otra, que parecía de hospital.
 Hasta la próxima moquec@s!!
     

3 comentarios:

  1. Eso del frío es que no estáis acostumbrados... Estos del sur!! Jajajaja. Y lo del mendigo tiene delito eh? Ya se dice que el hombre es el unico animal que tropieza tropecientas veces en la misma piedra :P!

    Cuentanos masss!!

    ResponderEliminar
  2. Como también fui uno de los instigadores del blog, que menos que hacerte un comentario!! Pos na, decirte que te sigo, aunque cuentas poco joia! A pesar de eso, sé que lo pasas aún mejor de lo que nos cuentas, así que te motivo -como si ya no lo estuvieses lo suficiente- a que sigas así. Pasadlo genial los tres (Vélez, Vane und du) y espero veros por Navidad. Besoabrazos Carmeñ!

    ResponderEliminar
  3. bueno y bueno... veo que no soy el único que se ha hecho blog para contar las aventuras germanas.
    Soy David, para que quede claro! te descubrí por facebook, como es lógico... lo sabe todo de todos

    ResponderEliminar